LA MEMORIA
Dando continuidad a lo que revisamos en clase, la memoria nos sirve para poder movernos en este mundo. Sin ella, prácticamente nos sería imposible desarrollarnos dentro del espacio-tiempo en el que nos encontramos.
Vamos a hacer un ejercicio de memoria:
ACTIVIDAD
Como ya hemos venido trabajando, nuestra propia vida es fuente importante de material para practicar nuestras habilidades cognitivas.
Vamos a poner en práctica dos de los tres tipos de memoria:
1. Memoria a Corto Plazo: En tu libreta relata lo que hiciste el día anterior o máximo una semana atrás. Trata de recordar detalles, los más que puedas. Actividades, sentimientos que experimentaste durante éstas, con quiénes platicaste, qué dijiste, etc.
2. Memoria a Largo Plazo: Nuevamente en tu libreta relata alguna experiencia (agradable o desagradable) que hayas vivido hace más de 5 meses (puede ser incluso de tu niñez). ¿Qué detalles recuerdas (sentimientos, diálogos, cómo iban vestidas las personas involucradas, qué objetos había, etc)?
Si te das cuenta, no sólo estás haciendo uso de la memoria, sino que también recurres a la descripción para relatar los detalles de las diversas experiencias.
Revisamos la actividad en clase y, como siempre, me uno a la actividad:
MOMENTO 1
Les relataré lo que hice el Sábado 6 de Octubre de 2012.
Diez de la mañana, café en una mano y cámara en la otra, llego a mi sesión de fotografía contemporánea. Durante la sesión, revisamos algunas cuestiones de composición reticular y luego discutimos un texto sobre semiótica de la imagen tomando como base la película "Irreversible". Para finalizar, hicimos algunos ejercicios fotográficos: 5 retratos, 5 imágenes de naturaleza muerta y 5 abstracciones.
Eran las 14 hrs. cuando terminó la clase y pude irme con calma a comer con unos amigos. Cuando llegué ya estaban la mayoría (solemos ser puntuales), esperamos unos 15 min. a que llegaran todos y comimos. Platicamos sobre cosas que nos habían pasado en la semana, recordamos algunas aventuras que hemos vivido juntos, bromeamos, hicimos que los del restaurante le cantara a una amiga que era su cumpleaños, la pusimos un poco en ridículo y a las 18 hrs. me despedí de todos pues todavía tenía que ir a la bienvenida de los amigos canadienses.
Llegué al 'Vicio' justo cuando estaban terminando de cantar unos amigos chilenos, mismos que guardaron su equipo para después irnos todos juntos a la casa de una de las chicas del grupo.
Poco a poco fueron llegando más amigos, conocidos y otras personas que conocí después. Los chilenos sacaron inmediatamente el mate; una amiga colombiana llegó con una olla de café y yo preparé ahí mismo chocolate estilo Oaxaca (es decir, con agua y bien espumado).
Durante la velada estuvimos entonando canciones; bebiendo mate, café y chocolate; platicando experiencias de vida; intercambiando historias y compartiendo nuestras percepciones sobre diferentes temas que iban saliendo sobre la marcha. Lo que se vivió ahí era algo muy parecido a un encuentro multicultural pero "más sabroso".
La noche voló y a las 3 de la mañana, hora en que mi memoria horaria* me dice que todavía es sábado pero que realmente ya es domingo, partí a casa con un excelente sabor de boca y alegría en el corazón.
* Disculpen si me he creado una categoría de memoria nueva (por aquello de la memoria horaria) pero en este caso la inventé para describir mi percepción.
MOMENTO 2
No recuerdo exactamente el día pero fue hace aproximadamente 2 años. Yo viajaba en una Jeep junto con un amigo periodista de Alemania y una amiga mexicana que es investigadora. Los 3 íbamos camino a la ciudad de Sucre (Bolivia) pues ahí haríamos la presentación del documental que hicimos en el marco del Festival de Cine por los Derechos Humanos en Bolivia.
En una de las tantas carreteras que se internan en los Andes de Bolivia alcancé a observar por la ventana del carro un ‘bocho’ que me pareció conocido. En ese momento el periodista me comentó que era raro ver ‘bochos’ en Sudamérica y más en Bolivia – donde abundan es en México, no me cansaba de verlos- me dijo.
Al acercarnos más noté que tenía placas del Distrito Federal – Baja la velocidad- le dije al instante. Cuando nos emparejamos noté que una persona estaba sentada en el asiento del conductor. Dibujaba algo en un block y tenía por compañía un perro.
-¿Ana?
-¿Sarai?
-¡Ana!
-¡Sarai!
Fue el diálogo profundo que desarrollamos antes de bajarme del jeep y abrazarla. ¡Quién iba a pensar que esto podía ser posible! Ana, una amiga que se dedica al teatro-circo y a la que había visto por última vez cerca de un año atrás en México justo un día antes de que partiera pues me platicó en ese entonces que se iría con Jorge (también amigo mío y compañero de ella en el arte circense) a viajar por Sudamérica así, de mochila al hombro.
En ese momento también se dirigían a Sucre pues sabían del festival y querían ver si podían hacer presentaciones para ganar algo de dinero para continuar sólo que con la terracería del camino se les ponchó la llanta principal y la de refacción por lo que Jorge había ido a buscar una ‘gomería’ (vulcanizadora).
Platicamos unos minutos, nos presentó a su perra (Quena) que habían adoptado en Venezuela. Decidimos ir a buscar a Jorge en el carro. Ana se quedaría ahí pues no podía dejar el carro solo, ahí tienen todo su material de trabajo, ropa, etc. Es su casa rodante.
Encontramos a Jorge en un poblado que está una hora después. No podía creer que estaba viendo caras conocidas. Tuvimos que viajar a otro pueblo (Tarabuco) a hora y media sin encontrar tampoco una llanta para ‘bocho’. Llegamos a Sucre y fue lo mismo pero conseguimos una de otro modelo de carro pero que bien podría servir para continuar. Ya eran cerca de las 11 de la noche (y a Ana la habíamos encontrado cerca de las 4 de la tarde). Allá llegar de un lado a otro en carretera es muy lento.
Pedimos a un policía le ayudara a conseguir un ‘ray’ con los cargueros que pasan por la caseta. Lo logramos y lo llevaron. Al día siguiente llegaron con su llanta extraña y bien. Según nos contaron, Jorge llegó con Ana a las 3 de la mañana, esperaron a que amaneciera un poco para colocar la llanta (pues estaban en medio de la nada) y se dirigieron a Sucre. Lo que pasó después es otra historia. Todos felices.